domingo, 4 de mayo de 2014

¿Estás Dispuesto(a)?

Enero 2008
Recuerdo que estaba en un bar de Miraflores, contenta con una amiga, con unos chicos de conquista, había logrado lo que quería: atraer miradas. Y ese día fue en el que todo cambió. Entré al baño de ese local, estaba lleno de humo y con un aroma particular, me miré al espejo, sonreí y luego me puse seria, suspiré y dejé de fingir.  En ese momento hice una pregunta que cambió mi vida por completo: "¿Esto es todo Dios?"

Sí, no sé si a ustedes les pasó, pero sí a mí se me ocurrió buscar a Dios en ese lugar y en ese momento.


Era tiempo de despertar, aunque aún no lo entendía, pero sabía que algo en mí no estaba bien.  Entonces comencé a buscar, desesperadamente, una salida de esa situación.  Yo buscaba el éxito y buscaba mi propósito, pero ¿cómo hallarlo en un bar a las dos de la mañana? En algún momento de mi vida me distraje, busqué le camino, pero no lo encontré. 

"¡Despierta, oh Sión, despierta"
Vístete de fuerza.
Ponte tus ropas hermosas, oh ciudad santa de 
Jerusalén, 
porque ya no volverá a entrar por tus puertas la
gente impura que no teme a Dios.

Levántate del polvo, oh Jerusalén,
y siéntate en un lugar de honor.
Quítate del cuello las cadenas de esclavitud,
oh hija cautiva de Sión"

Isaías 52: 1-2

Quizá tu digas: "pero CaVi, una fiesta no hace nada, solo es un tiempo relax donde nadie hace daño a nadie".  Podríamos decir eso, pero a mí no me llenaba, mi corazón necesitaba más, es por eso que hice esa pregunta, en aquel baño, escondida para que la sociedad que me rodeaba no escuchara mi confusión.  En ese momento buscaba el éxito a través de la aprobación social. Y, así, estuve con el corazón vagabundo por un tiempo.

Había hecho de mis cadenas un collar, del polvo mi hogar y no había encontrado donde reposar mi corazón.

No entendí, pero sabía que estaba vacía.  Algo en mi interior se había removido y ya nada era como yo lo veía siempre. 

Tres meses después de haber hecho esa pregunta, mi vida cambió.  Pasaron cosas en mi corazón y por cosas de Dios, lo conocí y su respuesta llegó a mí: "No, eso no es todo" ¡Dios me encontró! Como Hansel y Gretel, había dejado migajas de pan para que yo pueda encontrar el camino a casa.

Mi corazón se llenó, ese día le entregué a Cristo mi corazón y, con ello, mi vida.

*-*-*

Tiempo después seguía con la curiosidad, así que le pregunté a una amiga que había sido cristiana desde pequeña "¿Alguna vez has ido a un bar?" 
"Sí" fue su respuesta.
"Y... ¿qué sentiste?" No me imaginaba que hubiera ido a un bar nunca, pero necesitaba saber (realmente, no sabía qué quería saber, pero sabía que su respuesta me ayudaría)
"Hmmm, bueno, no volvería a ir" dijo algo resignada
"¿Por qué?" pregunté inmediatamente
"Porque no me edifica" esto último lo dijo tímidamente, pero no supo que con esa frase había contestado una pregunta que hacía tiempo esperaba respuesta.

¡Eso era! No me edifica...

"Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica"
1 Corintios 10:23

Cada día iba saliendo de ese laberinto en el que había entrado y hallaba la luz.  Entendí algo importante, yo estaba edificando mi futuro, pero habían cosas que en lugar de levantarme me desmoronaban.  

Eso era lo que yo sentía, no sé si a ti te ha pasado, pero entendí que las muchas distracciones, fiestas, conquistas y demás no llenarían mi corazón, no alcanzarían mis expectativas y, sobre todo, no me edificarían.  Yo necesitaba un fundamento sólido que me ayude a edificar bien... ¿Pero cuál era ese fundamento? Ese era Cristo.  Aprendí que tenía un propósito y un futuro próspero que tenía que empezar a edificar sobre un fundamento que no fuera lodo, sino ROCA FIRME.

La presión social puede guiarte a un camino que no te pertenece y, aunque quizá pienses que no le haces daño a nadie, llegará el momento donde deberás elegir, me pregunto si estás dispuesto(a) a pagar el precio de tu propósito sobrenatural por seguir las costumbres y tradiciones sociales.  Yo decidí que no y, en el momento que tomé esa decisión, una promesa vino a mi corazón de parte de Dios "Por cuanto me creíste, Yo te seré fiel" 

No ha sido fácil nadar contra la corriente, hubieron momentos de llanto y malestar, pero también muchos otros de alegría y paz, Dios ha sido fiel y no me ha dejado en ningún momento.  Mi vida no ha terminado, pero sé que con Él muchas cosas más me esperan.  La pregunta una vez más es: 

¿Estás Dispuesto(a)?




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